jueves, 5 de junio de 2008

¿PORQUÉ TANTO NADAR PARA MORIR EN LA ORILLA?




¿PORQUÉ TANTO NADAR PARA MORIR EN LA ORILLA?

Por Javier Bonilla Saus*
Hasta hoy, lunes 2 de junio, las noticias no eran buenas para la otrora favorita a ganar la nominación por el Partido  Demócrata. Si bien Hillary Clinton acaba de ganar con relativa comodidad las primarias en Puerto Rico, su triunfo se ha visto relativizado por dos acontecimientos de distinta índole; uno previsible, el otro desagradablemente sorpresivo.
La relativa inocuidad del triunfo en Puerto Rico era un elemento con el que la candidata ya contaba: es sabido que, dado el carácter de “estado asociado”  de Puerto Rico, sus 55 delegados no tienen derecho a voto en la Convención del mes de Agosto que elegirá formalmente al candidato demócrata a la Presidencia. Aunque Hillary haya conseguido 38 delegados contra sólo 17 de Obama, e incluso obtuviese 4 “superdelegados” contra los 2 del Senador de Illinois, sus votos no pesarán en el conteo final. Su valor sólo es el de sumar argumentos a las alegaciones de que ella ha sido la que mas votos directos ha obtenido.
El segundo acontecimiento es mas inesperado y quizás termine siendo decisivo. Habiendo ganado Michigan y Florida con un número respetable de votos,  (que le dieron 69 delegados contra los 59 de Obama y 105 contra 67 de éste último) estos resultados no habían sido tomados en cuenta porque el Comité del Partido Demócrata consideró que las primarias en esos dos Estados no se llevaron a cabo segun las normas establecidas. El sábado 31, contra las esperanzas del equipo de Clinton, en una agitada sesión del comité encargado de regular las reglas de funcionamiento del Partido éste dictaminó finalmente sobre la situación de las primarias en esos dos Estados. La decisión fue que los delegados obtenidos en esas primarias tendrían medio voto en lugar de un voto completo. El resultado es que, si bien la ventaja relativa de Clinton sobre Obama en esos dos Estados se mantiene, en términos absolutos su supremacía no repercute de la misma manera en el total de delegados requeridos para la nominación. En otros términos, “descuenta” la mitad de lo que esperaba descontar de la ventaja de Obama, al tiempo que el “número mágico”  para ser nominado se achica -(pasa ahora a ser de 2.118 delegados)-, lo que favorece al Senador de Illinois que lleva una cierta ventaja. Con 2.071 delegados contra 1.915,  y 333 superdelegados frente a 290 de la aspirante a candidata, Obama está a un pequeño paso de obtener la nominación.
Mañana votarán Montana y Dakota del Sur y ya no quedarán mas instancias de voto popular por llevar a cabo. Las encuestas, por otra parte, hasta ahora favorecen ligeramente a Barack Obama en ambos Estados.
¿Porqué, entonces, Hillary Clinton parece no escuchar a las instancias centrales de su Partido, y a parte del electorado demócrata, que le piden que se dé por vencida de una vez por todas?
Es difícil admitir que, una mujer con la experiencia política de la Senadora Clinton, crea en milagros. Tampoco es convincente la explicación psicologista de que su carácter combativo, o su desmesurada ambición, la lleven ciegamente hacia una derrota que, además, al postergar la definición en el campo demócrata, puede favorecer al candidato Republicano. La explicación es, al mismo tiempo, mas simple y mas fundamental.
Siendo la democracia política esencialmente un conjunto de reglas que deben ser seguidas lo mas estrictamente posible, la actitud de Hillary es la que está garantizando que el casi seguro triunfo de su adversario tenga, al final del periplo, el mas alto grado de legitimidad. Desde luego que Mrs. Clinton no ha perdido totalmente las esperanzas pero sabe que lo mejor que puede hacer es llegar, inexorablemente, hasta el final.
Con una elección interna tan ajustada, una renuncia de parte de la senadora -(como mas o menos explícitamente le están reclamando el Presidente de su Partido, Howard Dean, el Jefe de la mayoría del Senado, Harry Reid y la poderosa Nancy Pelosi, Presidenta de la Cámara de Representantes)-, sería a la larga una maniobra de un costo político impredecible. Ser derrotada “in extremis” , y al final, es bueno para su ya etérea candidatura, es bueno para la casi segura candidatura de Obama y es bueno para la democracia norteamericana.

Con las votaciones cerrando en Montana y Dakota del Sur, hoy, martes en la noche, Obama se encuentra a 4 votos de obtener los 2.118 votos necesarios para su nominación como candidato del Partido Demócrata. Sin embargo, más allá de alguna filtración sobre conversaciones sobre una eventual disposición de Hillary Clinton a postularse a la VicePresidencia, todavía no sabemos hasta cuando seguirá peleando la candidata.
Seguramente que muchos demócratas ansiosos, y muchos analistas superficiales, estarían mas cómodos con un Obama ya nominado y en plena campaña de enfrentamiento con McCain. Pero, si el resultado no queda definido esta noche, seguramente Hillary Clinton se aferrará hasta agotar todas y cada una de las instancias que el sistema ofrece. Mas allá de apariencias circunstanciales, en democracia de eso se trata: nadar hasta el final utilizando, y respetando, todas y cada una de las reglas del sistema. Muchos candidatos en el mundo, y particularmente en América Latina,  tienen algo que aprender de la casi segura derrota de Hillary Clinton.


*Catedrático de Ciencia Política
Depto de Estudios Internacionales
FACS –ORT Uruguay